El vino de Oporto y el chocolate que se casan en su punto dulce.
Las normas de los maridajes entre platos y vinos son condicionadas
por una serie de aspectos relativos a la relación entre observación, memoria y factor psicológico con los colores que se
asocian a ciertos sabores e incluso también con las sensaciones táctiles, de volumen, de densidad en la boca. Así, la
mayoría de los maridajes son de complementariedad pero también
puede haber maridaje de contrastes. Hoy nuestra experta en vinos [Rosa Gisela Olivis de Gray] nos habla de uno de
esos contrastes.
Una de estas combinaciones
excepcionales es el vino de Oporto y el chocolate. Este vino exquisito, debido
a su característico sabor, se convierte en el protagonista de cualquier postre que lo lleve, dejando
subordinados a los demás ingredientes. Esta combinación clásica que para el chocolate es un Oporto implica que
acentúe el dulzor del chocolate.
- La grasa, pues la manteca de cacao en exceso no combina con el vino porque crea una película alrededor de las papilas gustativas que no le permite apreciar los demás sabores.
- El tanino, sustancia que provoca sequedad o astringencia, que depende del porcentaje de cacao que contenga el chocolate.
- Otros aspectos a considerar como los aromas, la acidez, el dulzor, el amargor.
Para lograr un buen maridaje, el dulzor del vino debe ser igual o mayor que el del chocolate para evitar que resalte su amargor. El Oporto reúne estas condiciones, es un vino semidulce o dulce, con notas especiadas de frutos secos y acaramelados, que puede hacer un buen maridaje con chocolates con un alto porcentaje de cacao.
Por
Rosa Gisela Olivis de Gray



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